lunes, 6 de julio de 2009

Para analizar sintácticamente -Palabrerío bobo I-



Mis manos se delimitan contra las tuyas.
Tus manos delimitan mis manos.

Tus manos se extienden como ramas.
Tus manos que se extienden como ramas delimitan mis manos.
Mis manos necesitan a tus manos, las necesitan.
Mis manos se buscan en las tuyas y enmudecen,
tus manos superan la palabra mano porque se extienden como ramas.
Mis manos son torpes, las tuyas, delicadas y hábiles,
y sin embargo se parecen en su forma y color.

Mis manos aprecian el territorio de tu rostro,
tus manos se ciñen en torno a mi ser (cuerpo y alma).

Tus manos delimitan mis manos.
Mis manos son delimitadas por las tuyas, y así somos felices todas
(ellas y yo)





Nuestras manos se unen de una manera tan especial para mí,
que ni el mejor circunstancial de modo podría adaptarse a eso.

jueves, 2 de julio de 2009

Modelo Llave Cerradura

Por un lado las personas adultas, pagando a otros para hablar de sus problemas, para sentirse mejor, para estar acompañados en alguna actividad colectiva, para evadirse y conseguir placer o enfrentarse y caer en algún fluctuante abismo, y recomponerse y reinventarse y repetir, recordar, recomenzar siempre un poco.

Por otro lado, los ancianos, que se asoman a las veredas tratando de entablar conversación; varias veces imaginé que podrían juntarse entre ellos, tomar un mate y charlar duro y parejo, y no interceptarme mientras camino rumbo algún lugar. No es que me moleste, al contrario –me agrada, pero siempre siento que corto la conversación, debo irme. Los viejitos, me caen muy bien, aunque creo que también depende qué viejito y en qué momento. Pensar en esa etapa, sencillamente eso, me deprime enormemente y desde siempre, por ende me enternece cualquier viejito solitario, cualquier viejito que está como en la etapa de los capítulos finales. Y historia, en su gran parte, está hecha.

Por otro lado, los niños sin alguien que les ayude con las tareas, que les pregunte acerca de todas las nimiedades de su vida, alguien que les imponga diariamente algún abrazo o beso o reto incluso, de esos que tanto parecen sobrar cuando los tenemos; pero que cuando no existen, crean agujeros terribles. Tener alguien que sea “alguien importante” para uno mismo, alguien especial al que resultemos especiales…Amar, ser amado; por no decir ‘preocuparnos por’ y ‘que se preocupen por nos.’

Por otro lado –quizá esta tontería de categorizar sea un recurso tonto, quizá seamos una sola entidad de muchas caras – los locos que hablamos solos, que inventamos historias pero que dejamos de lado las cosas reales y nada más que delirios en la cabeza, fantasías y la necesidad de que alguien –algo- nos diga “ponéte las pilas cada día, y sentí qué placer este solcito”. No me quejo, que personas hermosas en mi vida no faltan, puedo llorar en muchos hombros y lo digo tan segura. Pero aún así.

Si juntáramos todas estas pequeñas y grandes soledades, y las que escapan a mi humilde reflexión…
Si las pusiéramos, no sé, luchando por una causa en común (a posterior elección, siempre con difusos resultados y seguramente conflictos) o disfrutando de la lluvia…
Si de alguna manera, nos ensambláramos: dar lo que tengo para dar, dar lo que quiero dar, dar lo que me cueste dar; y recibir a cambio lo que tanto necesito.




Hoy pensaba eso cuando salía del Hogar. Siempre queda algo, me revuelve el alma ese lugar, y no debo abandonarlo, no puedo hacerlo, no quiero ni siquiera intentarlo.
La pregunta, es: ¿por qué me aferro, por qué sin hacer mucho sigo intentando hacer algo? que ese poco que hago o intento hacer no sé si es peor.
Las cosas, se hacen bien o no se hacen –me decían mis padres, y me corren por las venas sus consejos-

Yo me siento un poco garrapata, un poco bastante mala persona, porque busco experiencias, inspiración, caldo de cultivo para reflexionar patéticamente en esta u otra página. Siempre, queda la sensación de una deuda, ¿con quién y por qué?



La respuesta quizá sea justamente buscarla, hurgar en todas las actividades posibles que me permitan acercarme a mí y a mis miserias más lamentables, y así, paliar un poco mejor mi soledad compartida.