sábado, 20 de agosto de 2005

Llueve....

Veo la grandeza de todo esto.
No puedo dejar de asombrarme.
Veo la furia del cielo, no puedo dejar de sentirme tan pequeña.
Aún más…

Parece formar parte de una película sin fin. Escenas que se repiten, desde que tengo memoria. Lluvias de verano, calores infernales, el canto de los pájaros en la mañana, los colores de las plazas, la inmensidad y variedad en los árboles…Todo, día a día.

Hoy llueve, ahora mismo.
Las gotas repiquetean en la ventana de mi izquierda. Suena una melancólica canción, elegida por mí, por nada en especial. Por el balcón entreabierto entra el fresco aire. Hay verdadera fuerza en cada una de las gotas, y forman el ritmo de la noche. Tengo todas las ganas del mundo de salir y mojarme. Las luces lejanas me dejan distinguir cada una de las gotas….Parecen agujas a lo lejos, brillantes, hincando al aire.
“Momentos para contemplar…” dice la canción… “Quiero frenar el tiempo acá”.
Yo también quiero eso, son mis sentimientos puestos en palabras ajenas. Pero no dejan de ser sinceras frases sobre cómo me siento.
Pero me resulta imposible, y no quiero seguir quejándome de mi impotencia ante eso.
Es una noche de agosto. Hizo calor hoy. Me duelen tanto los pies, y mis párpados se quieren cerrar. Hay un caos general en mi pieza. No hay ganas de destruir tal caos, así que creo que eso seguirá así.

¡Rayos! Increíbles, cortan el cielo, como cuando se rompe un espejo, o como cuando se quiebra algún “valioso” objeto de porcelana. Un sueño mío: sacar una foto de un rayo, en el momento justo, cuando rompe el cielo. Si fuera un rayo con estrellas, es decir, un rayo en plena noche estrellada, sería una verdadera belleza.
Y esos ‘flashes’ celestiales… ¿Relámpagos? Enceguecen al que mira el cielo mucho tiempo seguido. El trueno viene después. O antes. No estoy segura, yo escucho los ruidos y veo las luces, no puedo pensar en mucho en ese momento.
Decían que Zeus era el encargado de todas esas bellas cosas. Los griegos han visto, como yo, la noche lluviosa? Quizás, pero estoy segura de que no con la canción que estoy escuchando ahora. Canciones para el momento.
¿Qué es mejor, adjudicar esas maravillosas manifestaciones de la naturaleza a un dios, y creer que todo lo que hacemos está bajo el amparo y la decisión de él? ¿O empezar a usar fórmulas matemáticas y elementos químicos, cientos de explicaciones, para quitar toda la “magia” de esas obras del cielo? Resumo mi posición en este momento, lo que siento ahora: No me importa si hay un dios o si es una peligrosa descarga eléctrica proveniente de tal o tal situación. Me encanta cómo llueve, cómo truena, como relampaguea. Y nada más, no es por no querer escuchar explicaciones. No las entendería.

¡Uh! Suena mi tema. El tema con el que decidí empezar el año. El tema que te dediqué en sueños. El tema que te dedico ahora. El que te lo dedicaría en persona, pero mi maldita timidez me lo impide…
“Vámonos, lejos de la ciudad”…Vacaciones permanentes. La música pasa tan rápido que cuando escribo estas palabras suenan los últimos acordes. Puedo repetirla una y mil veces, pero me cansaría. Cada palabra de esa canción me hace decir “alguna vez…lo haré”. Habla de irse, de alejarse. No tengo razones valederas para hacerlo, pero tengo tantas ganas. Sola, aunque sea. Pero poder formar parte de la vida de mucha más gente.
Creo que eso es algo que de verdad deseo. Poder estar presente para mucha gente, y poder también tener presente a tanta gente, a tantas cosas. Pensar que si me muero, mi funeral va a estar lleno. No quiero dolor ajeno, y tampoco diría que quiero atención. ¿Quiero cariño? Eso lo tengo, en cierta medida justa.
Quiero cambiar el mundo, o intentarlo. Pero no el mundo entero, la parte política o social mundial… No, quiero construir un lugar mejor. Un lugar donde no haya niños que tengan hambre y a los que se les arranque esa inocencia y bondad que tanto envidio. Vean, un lugar donde podamos estar todos bien. Felices.
Es un sueño tan ingenuo. Es tan chico, porque soy yo (quizás algunos más) contra tantos obstáculos. Es un sueño inocente, que no entiende de razones fundamentadas, pero que va creciendo. Sería un sueño imposible si no lo logro el cambio en mí.
Ya empecé. De a poco. Limando mis defectos, arrancándolos. Intentando, casi en vano, de no soñar… Vamos de a poco.
Y encima, tengo que vivir. La vida de aprender a usar programas y aprender los nombres de las calles. Historia mundial, gobernantes de turno, líos y problemas generales de cada persona que pueda cambiarnos la vida, esas personas que visten de traje y cobran lo suficiente como para darse diversos gustos, costosos. Esa vida en la que tengo que buscarme una carrera y aprender tantos temas nuevos. Si, la vida que tienen mis viejos y “los adultos”. Y bueno, esta computadora hermosa forma parte de esa vida.
Gran amalgama dentro de mí. Lo que quiero. Lo que puedo. Lo que tengo que hacer, ser, poder.

La lluvia termina. Suenan también las últimas gotas. Y volverá, de seguro. Algún día, pero volverá.
No serán las mismas gotas, se dice que será el mismo agua, pero… Dicen. Y capaz tengan razón. Yo quiero ver de nuevo la lluvia.
Lo juro: la próxima lluvia nocturna,-disfrazada de lluvia veraniega- salgo descalza a la vereda y me dejo mojar por ella. Por las ganas de vivir.

.
.
.
.
Marush!

*+Canciones escuchadas durante esta escritura... :
Primero, "Malas costumbres" de cadena perpetua. No comenté sobre ella
Después, "De frente al mar" -Carajo
"Pisando fuerte" -Alejandro Sanz
"Vacaciones permanentes" - Attaque 77

No hay comentarios.: