miércoles, 9 de julio de 2008

Yo tengo mis balbuceos mentales, que me atacan cuando estoy desprevenida y me dictan estas cosas.

Hoy tengo una pequeña alegría, frágil e ingenua.
Chiquita, vestida de celeste y con melodías en su voz.

Hoy esa alegría me sonríe y me dice que la inventé un día para no sentirme tan sola, para que me acompañe en mis eternos paseos inútiles. Me reprocha mi egoísmo, me dice que será siempre pequeña y celeste porque no la ayudo a crecer, porque no la saco de mis ilusiones...

Ella no sabe que nació de un accidente entre mis deseos y una sonrisa, y cierta confianza ilusoria la fue amamantando...Ella no puede entender que soy tan cobarde que no me animo a enfrentarme a la realidad, y que si la mantengo conmigo es por el miedo a que la lastimen si sale de mis fantasías. Dulces fantasías, en las que la arropo y le canto canciones viejas, y no la dejo crecer porque temo que se desvanezca.

No sabe a dónde vino a parar. De a poco nos vamos conociendo. Yo le hago mi carta de presentación, para que no se sorprenda, para que no se asuste en vano.
Siempre, afortunadamente, tengo mis aventuras reales, cómicas e inusuales que recuerdo con sorpresa y cariño con el correr del tiempo...
tengo mis aventuras imaginarias, que me sirven como base para reflexionar y cuestionar-me...
mis aventuras del futuro, que me aterrorizan porque me superan, superan mi tiempo y mi comprensión...

Tengo sueños copados que me gusta contar, fantasías diurnas que por pudor nunca comento, imaginación en exceso de la que me siento esclava...Tengo silencio inoportuno frente a las personas con las que más querría hablar, y con otros tengo la manía de hablar de más...

Mi silencio, frente al detonador de mi alegría. Mi silencio tonto y cobarde, y la alegría agazapada observando todo, aterrorizada sin saber porqué...

Soy una buena persona, aunque a veces actúe mal...

Mal, pero sin maldad; mal porque las cosas pudieron salir mejor...hay cosas que pueden huir de nuestras manos sin que podamos retenerlas, y luego sólo queda la opción de las disculpas y las enmiendas, 'por algó será', y rogar por que el tiempo cure los errores y ayude a cicatrizar esas costras que parecen no irse nunca...


Soy activa cuando tengo ganas, pero la mayor parte del tiempo estoy perezosamente imaginando mil cosas... si tengo ganas, puedo pintarte la vida durante media hora,
escribirte desordenadamente acerca de cualquier cosa,
contarte mis ideas confusas, mis historias graciosas,
escuchar, admirar, mirar y recordar...
luego me aburro, no puedo aguantarme mucho así,
tan en continuo movimiento parejo,
y quiero hacer otra cosa
para luego aburrirme de mí y de mi mente,
y hacer otra cosa más...

La alegría lo sabe, me acompaña en estos momentos.

Puedo quedar quieta de golpe, como si hubiese habido un choque inesperado;
mirando detenidamente lo que soy
y morir de a poco, de alguna manera, turbando mi rostro y expresando así que no estoy bien,
que hay algo en desquilibrio adentro mío
querer matarme, morirme,
un poco más cada vez que lo pienso...
renaciendo, siempre, renaciendo de los cadáveres de ideas tontas, dejándolos como recuerdo.
Tengo un museo de sueños rotos y tontitos, que me sonríen desde las paredes, sus ojos ya sin vida.

El alma del alma de mi persona es tan fuerte que supera cualquier contrariedad que yo pueda imponerle. Siempre termino bien, siempre encuentro un rayo de sol que me hace recordar que nada es eterno, que nada está mal, que todo sigue su curso y qué lindo día che.


Veo la vida, a veces, como si estuviese en una nube
y veo que todos somos diminutos seres que transcurren sus días,
y veo que desde arriba no es tan importante lo que suceda en la vida de esos seres,
sino cómo se sienten esas criaturitas, cómo está el equilibrio entre su ser y el mundo,
como testigo improvisado busco notar ese equilibrio, en las más pequeñas cosas que desde arriba veo, para que la obra sea perfecta...o a lo sumo, agradable...

En esos momentos, veo todo como si no fuera yo, como si fuera una inocente alma contemplando la vida de otros, un Dios testigo, inútil y sin poder, pero con la bendición de no formar parte del mundo y de la esencia y de la variada mescolanza... Ser la excepción, fuera de cualquier montón.

Ser única y sólo contemplar todo como si... como si yo no fuera yo.


Pero...otras veces me sumerjo en mí, me busco por dentro e intento hallarme tal cual soy,
entro de lleno en eso que sería "la vida de Maru", todo mi pasado y presente,
mirándome frente al espejo y escuchándome en silencio;
y en esos momentos es tan importante todo lo que me pasa...
cada nimiedad, cada pequeña tristeza, cada motivo para no estar bien dentro mío es un muro o un monstruo, dentro mío todo es tan confuso, y es esa sensación de pequeñez ante mi otra parte la que me hunde en lágrimas y me invita a quejarme mucho y mucho por tan poca cosa, y resulta difícil definir lo que me apena.
Y no hay nada que me calme cuando estoy así, necesito entonces derrumbar esos muro o domar a esos monstruos, necesito hablarme y escucharme, pelearme y castigarme; para luego, por supuesto, terminar abrazándome y comprendiéndome.
Solo yo puedo hacerlo, que tanto.


Y otras veces, por suerte, por chiste quizá de alguna divinidad, puedo mirar todo como se debe ver...

La realidad que escapa a las reglas y leyes, que saltea los límites y parece burlarse en silencio...
puedo entender que todos los seres estamos bajo el mismo cielo -CIELO. puedo imaginar su relación conmigo;yo pequeño ser mirándolo, él indiferente a mi existencia- imaginar lo que sería vivir como un animal -la idea que el animal puede tener de nosotros, el todo visto desde la inocencia y la lógica instintiva-; imaginar lo que sería ser otra persona -y desde ahí volver a ver el mundo, elevada y sumergida de nuevo, aleatoriamente, ver a esta loca que escribe sin razón-...

imaginar que logro reunir sólo un pequeño exponente de cada faceta de la vida
una foto de cada zona, un pedazo de cada realidad...un sentimiento prestado...
un reflejo de cada uno, de cada cosa, de algo que no sea yo...
algo de algo, algo de un dios...
y tratando de unir todo eso, algo dentro mío empieza a llorar pero desbordado de alegría...
la alegría de haber comprendido que...

de haber comprendido que estoy lejos de comprenderlo, lejos, muy lejos.

Pero aunque sea lo intento, intento que esto no sea sólo un transcurrir
sino, algo, un poco más...

Un eco perdido entre la gente, uno más de entre tantos, porque no logro curarme de esa fantasía de querer ser única, de no ser una más.
En caso de que no pueda superar eso, quiero marcar una diferencia, ser el límite entre alguna cosa, pero conservar mi equilibrio...

Escuché que el dolor de una persona vale por el dolor de toda la humanidad.
Y escuché tantas cosas, y sé que a pocos puede interesarle tanta catarsis en mis escritos.

A veces, cuando termino de escribir cosas como ésta, siento que no soy la protagonista de mi vida, sino que doy cuerda a sta maquinaria y me dedico a contemplarla, como un testigo, un espectador.

Necia y tontita, vamos a vivir, vamos con la alegría que se quiere fortalecer.




No hay comentarios.: