martes, 29 de julio de 2008

Dejo esta “emo-grafía” de lo que hoy sentí, del suave arrullo en el que me sumerge el conocimiento de tu existencia y el contacto con ella.

Como si fueras luz o lluvia, como si fueras un suave viento, una tierna melodía permanente e inconstante; tal como sos, apareciéndote cuando te busco y dándome alegría.

Alegría, esa palabra está de la mano de tu imagen.

Apareciste una noche de marzo, hace años. No te puedo ni quiero arrancarte de mí. Esto cambió tanto, ya no es el adolescente enamoramiento de hace unos años; ahora es el deseo desesperado de una amistad. Te estoy eligiendo, te reclamo, como amigo.

Un amigo es mil veces más valioso que otra relación, que otra relación entre individuos que no sean de la misma familia. Te quiero tener cerca, y confiarte mi vida, y pasear despreocupados, y evitar esos silencios, y señalar mis faltas y que asientas con argumentos; y soñar juntos y estar juntos y compartir.

Vos me traes paz y esperanza, me hacés sentir bien, me encanta perderme en conversaciones con vos. Ya no me das el abrazo de antes (alguno de esos pocos abrazos) pero me gusta verte como otro laberinto mental, como otro complicado ser lleno de ideas y sueños disecados, sentir tu tristeza y tu silencio (“tu silencio de estrellas”) y esperar, procurar, pretender, que confíes en mí…

Si fuéramos estrellas, nuestras órbitas se cruzaron alguna vez, y hoy sólo deseo que tu ruta no sea muy lejana a la mía. Tu luz, una compañía.


Pretender más cosas es ingenuo (muy ingenuo), pretender una relación eterna, o algo que nunca se acabe y que siempre sea grata…No, sólo quiero saber de vos y señalarte en mi vida como un punto importante, quizá por lo que se produce en mí por tu culpa.

Fuiste importante, no hay vuelta que darle. Hoy quiero que ocupes un lugar, pequeño si querés, pero estable y cómodo, en mi vida.

Me queda el gusto amargo de tus silencios, no sueño que esto sea recíproco pero…
Pero quizá si, sea eso lo que sueñe aunque no quiera admitirlo ni confesarlo,
quizá quiero que me busques vos y me digas…
No que me necesitas, pero sí que tenés ganas de verme y de charlar.

Es tan desesperado, pero me faltás vos, me falta alguien como vos… Tengo amigos, y gracias a la vida por ellos, tengo todo para ser feliz, pero te necesito como cable a tierra, necesito tus palabras y tus oídos y alguna que otra copada discusión. Tu sabiduría, tu luz, tus errores, tus experiencias, tus ideas, tus sensaciones, tu pasado, tu presente lejano, tu borroso futuro… Necesítote.


Seamos amigos, seamos como hermanos, no deseo más.

.-
No sabría definir qué es una casualidad.

¿Cómo titular el hecho de encontrarlo, justo ya nos íbamos?

Su abrazo espontáneo. Su gracia, su risa. Su luz, su propia luz que se difumina con sus bromas.

Ya crecerá, ya se encaminará y será… distinto.Y no, ojalá que sea como es ahora, ojalá que no se marchite. Como nosotros.

Se fue la confusión. Es otro hermano.

Amigo, él. Amiga, me dice.


Sí, yo misma lo dije, eso es lo más valioso que me puede decir y que me puede dar: una sencilla amistad...Cadena de ideas, seamos todos amigos, y es lo mejor que podemos hacer los unos por los otros.


No desperdiciemos más las horas. Bah, no debo marchitarlas yo, ya basta de confusiones y manchas de un pasado fantasma, de un futuro que no se perfila y que invento o deseo, y basta basta de decir basta.

Respirar hondo, y buscar que la alegría tenga palabras que no sean quejas ni lamentos ni atragantados susurros; hoy somos tan jóvenes y lindos; hoy, tan puros….

Hoy nadie nos toca ni nos mancha, hoy caminamos bajo las estrellas y las deseamos, y las tocamos y nos las regalamos. Hoy nos perdemos entre el follaje y somos una melodía, y vamos con el viento y somos luz o lluvia, hoy somos tan hermosos todos con nuestros defectos -ya- a cuestas pero por dentro, tan puros, confundidamente tan felices.

Hoy, somos amigos, somos casi hermanos.

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