martes, 5 de agosto de 2008


Tu felicidad es tan simple, sencilla, pura, tan espontánea y natural, que dudo que sea la felicidad que todos perseguimos.

Seguramente es la felicidad con la que todos nacemos(la de reírse por ruidos tontos y maravillarse con objetos sin importancia) y a la que sin querer terminamos abandonando.

La felicidad de una caricia, de un poco de sol, de un humilde abrigo cuando hace frío y de la luna en noches de calor; y quién me niega que en todo eso no estará quizá Dios o el mismo sentido de esta insignificante vida.
Y tu simpleza me maravilla, como tantas otras nimiedades y grandezas de este mundo, y como tantas otras veces detengo el tiempo un momento y te admiro, chiquita ante vos, chiquita ante tu felicidad.

(y que nadie me entienda, ya poco me importa)

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